Cobre
El cobre es uno de los pocos metales que pueden encontrarse puros en la naturaleza (metales nativos). Debido a su disponibilidad natural, así como a sus características de maleabilidad y ductilidad, fue utilizado por los pueblos antiguos desde hace más de 10.700 años. Con las nuevas tecnologías, se han ampliado los conocimientos sobre este metal y sus propiedades. Hoy se sabe que el cobre tiene la segunda conductividad térmica más alta entre los metales puros y posee una importante conductividad eléctrica (59,6×106 S/m). El cobre reacciona con el oxígeno atmosférico, no con el agua como el hierro. En este proceso, su color natural, que no es el metálico común (gris o plateado) sino el marrón rojizo, se convierte en marrón-negro debido al óxido de cobre. Durante ese tiempo, el dióxido de carbono (CO2) y los iones de hidróxido (OH-) del aire crean finas capas de pátina de color azul verdoso, que hacen que su aspecto sea único.
Propiedades bioestáticas
Las nuevas tecnologías han revelado las propiedades bioestáticas del cobre. Las bacterias y otros patógenos como los virus, protozoos, viroides u hongos no pueden vivir ni crecer en su superficie. Por ello, muchos hospitales utilizan el cobre en los pomos de las puertas y en las barandillas de las camas, lo que reduce las infecciones intrahospitalarias, ya que las bacterias, los hongos y los virus mueren instantáneamente al tocar las superficies metálicas de cobre, un proceso conocido como muerte por contacto. De hecho, la Agencia de Protección Medioambiental de Estados Unidos lo ha registrado como el primer material sólido antimicrobiano.
Absorción transdérmica del cobre
La absorción transdérmica del cobre atrae la atención de la comunidad científica. Las ventajas de la absorción del cobre a través de la piel se observan principalmente a través de los efectos secundarios de los compuestos de cobre por vía oral, como las náuseas y los vómitos, y la limitada absorción del cobre por vía oral debido a: